¿Y si no lo quiero?
44 años (aunque me pongo menos), 1,74cms (aunque me pongo más), 75 kilos (aspirando a menos, abocado a más), vida social activa, muchos amigos, sin tiempo para más planes. ¡Ah! Los planes. Fallé en el más importante. En el que todos deseaban. No, no me he casado. Aquí sigo, en un piso sin paredes, nada familiar, ni siquiera preparado para invitadas a largo plazo. Solo… y contento.
Sí, se puede, aunque muchos no lo crean, aunque a veces oiga susurrar, comentar sobre mis amigos, muchos también solteros. “Se van a quedar para vestir santos” si hasta la expresión es antigua, para ellas es aún peor “se les va a pasar el arroz” cuando a lo mejor resulta que el arroz no les gusta.
Me imagino a esa madre de familia perfecta, subida en su monovolumen con la pegatina de papá-mamá-hijo1-hijo2- perro-gato en la parte trasera, pensando “pobre Rafa, con lo bonito que es esto, con lo bien que se está en familia” mientras hijo2 vomita sobre hijo1, en la segunda curva de camino a la casa pareada en una urbanización “muy familiar” que jamás quise tener. Y pienso que son afortunados, como no. Me gustan los niños, me gustan los perros y los gatos. También las mujeres. Pero… ¿es para mi? A menudo me dicen “un día te llegará, y plas, te enamorarás hasta las trancas y en dos días te habrás casado y tendrás muchos hijos” como diciéndome “animo amigo, mientras hay vida hay esperanza” pero… ¿y si no es lo que quiero? Llevamos tantos años viendo un modelo de núcleo familiar, tantos años bombardeados por series de casas americanas perfectas y niños rubios, de familias maravillosas con niños graciosos y abuelos cascarrabias que lo hemos asimilado como única opción. Y la realidad no es así. No solo porque yo no me haya casado, sino porque usted tampoco tiene la casa americana perfecta, su abuelo resultó ser encantador y sus niños son morenos como un bandolero de la sierra de Huelva. Y está bien si a usted le gusta. Su familia puede ser su mujer y usted, y pueden no querer tener hijos sin que nadie les pregunte si ha habido algún problema y le hable de sus espermatozoides. También puede tener 7 hijos si quiere, sin que le pregunten por su religiosidad. Puede casarse con quien desee, o puede decidir no hacerlo. Y todo sin que nadie piense que lo que tiene no es lo que quiere. Sin que yo piense que su verano en la urbanización de casas clónicas es asfixiante. Sin que me horrorice viendo como sus jornadas playeras interminables acaban a grito pelado mientras usted intenta volver con la misma cantidad de hijos con los que ha ido a tostarse en tensión. Sin que usted piense que a mi edad “ya no toca” salir por la noche o tomar copas con mis amigos, sino encontrar pareja, hijos, barriga y monovolumen. Que me compadezca porque no tengo lo que usted. Porque… ¿y si no lo quiero?
Gracias Rafa. Me identifico mucho con esa sensación que describes: estar sometido al juicio de los demás desde la perspectiva de compasión, solidaridad ("ánimo amigo") y desde perjuicios muchas veces bien intencionados. Confieso que hace 10 y 15 años pensaba que mi vida sería así, que me llegaría (como por arte de magia); incluso creo que mi madre no lo entiende, como si hubiera tenido una hija medio tonta que "ha dejado escapar" a "partidazos" y ahora tenemos el arroz...pues en socarrat. Pero lo digo todo sin ningún rencor, puedo entender esas opiniones. La parte que me supone descontento es simplemente que haya que recordar que tanto respeto merece quien decide casarse y formar una familia como quien no. Sin más. Y que decidamos lo que decidamos, lo importante es ser buena persona y también disfrutar. La vida es enorme, cabemos todos, pero se va en dos días, mejor que esos dos días hayan sido bien vividos. Ahí queda esa frase un poco hierbas. Saludos!
La vida es la que es, el tiempo es el mismo para todos. No valen las comparaciones, cada uno hace lo que puede por sobrevivir. No se trata de elegir, o de aprobar o suspender en una cosa u otra (ojo, en lo que ahora nos compete, que no hablo de la nueva Ley), sino de ese pequeño recuadro en las notas. Sí, ese en el que se fijaban nuestros padres, el de la actitud. Y a mí me da, Rafa, como perra que mira por la ventana (casada y madre de familia) que tú, en actitud, tienes un 10, y eso es un don. ¡Aprovéchalo! En fin, la foto lo resume todo (LOL). ¡Ah! Y enhorabuena por este "lo que sea esto" que espero poder seguir. ¡Un abrazo!